la ley del camión

Cada día tropiezas con una y otra persona, la mayoría de ellos renegados que te gritan por simples errores y tú como no quieres ser humillado también respondes de la misma forma, y así poco a poco vas cargando toda esa ira. Por eso muchas personas son como un camión de basura, están llenos de enojo, frustración y desaliento. Una vez que han acumulado mucha basura, necesitan un lugar a donde tirarla y si uno se lo permite, te la palean a ti. Por eso tienes que tener presente que, lo que realmente distingue a una persona exitosa es, el control que tenga sobre el manejo de la ira.
¿con qué frecuencia permites que la majaderías de otras personas cambien tu estado de ánimo?¿Te das permiso de enojarte cuando un conductor te agrede por un error de tránsito, o un mesero grosero te trata irrespetuosamente, un jefe exigente te pide más de lo que te corresponde hacer o cuando un compañero de trabajo arruina tu día?
“la ley del camión de basura” ¿cada cuanto permites que los camiones de basura te contaminen? Y con qué frecuencia tomas tu basura y la tiras sobre las personas que más amas como: tu hermano, tus padres, tus amigos?
“Sé amable con ellos, porque cada persona con lo que tropiezas a diario, están librando sus propias batallas”

Si no vives para servir, no sirves para vivir

¿Alguna vez te has dicho no puedo? o ¿los que te rodean te dicen no puedes? Y cuando ello sucede ¿Cómo comienzas tu día? cuando no puedes hacerlo lo intentas una y otra vez ¿te rindes?
Te quejas de lo que no tienes porque siempre estas pendiente de ello, te molestas porque no puedes o no quieres porque aun no encuentras el sentido de tu existencia.

Dónde encontrar experiencias y conocimientos tan maravillosos que da ganas de compartir, sino, en esta tierra. Es por ello, en cada instante y en cada paso que doy, disfruto de la compañía de cada persona que se me cruza en mi camino. Y esta, es nuestra historia que sólo quedará en nuestra memoria de Geraldine una pequeña de 5 a 6 y el mío.
Todo sucedió en nuestra visita a Chiquián (Espejito del Cielo), un fin de mes inolvidable y un viejo dicho “si no vives para servir, no sirves para vivir” hecho realidad.
Eran las 4:00pm mazo menos a la bajada de Conococha a lima, cuando volteo la mirada y veo a una niña de 10 años aproximadamente, cansada y con algo de sueño que venía parada desde Chiquían, sin pensar dos veces pregunto ¿quién es su padre? soy yo me responde su padre, al ver que él no podía cargarla porque la tenía a Geraldine la más pequeña. Le dije “no te preocupes maestro yo la voy a llevar”, así que la recosté entre mis brazos y se quedó dormida, de pronto mi compañero Edmat voltea la mirada y me dice, ¿ viniste a ser tu práctica?, hay que estar preparado para todo le respondo. Pasaron 2 horas y mis piernas ya no daban más, me siento incómodo y empiezo arrepentirme de haber ofrecido mi ayuda tan rápidamente, ella se despierta con algo de fiebre y sudando un poco, de pronto empieza a vomitar en el zapato del señor del costado, voltea molesto y le pido disculpa, pido bolsa, la señora se molesta ¡por qué no avisas! Lo ignoro y exijo que me dé la bolsa, llega la bolsa ya era tarde, todo el piso ya estaba sucio. La señora como cualquier otra vieja empieza repetir una y otra vez “el que ha ensuciada tiene que limpiar” la niña duerme tan intensamente, mis rodillas ya no soporta más, digo en mi mente que tener un bebé no es tan simple como parece pero si logro vencer este momento seguro que estaré listo para tener una.
Media hora más tarde los trabajadores del ministerio de transporte nos detiene, todos los pasajeros salen del carro, aprovecho el asiento para recostar a la pequeña en dos asientos, luego a limpiar el carro, los demás traen tierra voy a coger hiervas para barrer y al fin todo el carro queda limpio. Salgo echar un vistazo ya me siento algo agotado, y cuando empiezo a tomarme fotos veo un niña que me mira tan fijamente como quien dice “encontré la persona que cuidará de mi el resto de mi vida” quieres tomarte una foto le pregunto, ella feliz viene a mis brazos y allí lo tienen a nuestro recuerdo inolvidable.
El carro empieza arrancar, todos al carro, soy el último en subir a la niña la encuentro durmiendo, yo voy a cargar a mi hija me dice su padre, gracias a dios ya estuve cansado digo en mi mente, la niña con la que me tomé la foto quiere que la cargue, la recuesto en mis brazos y no deja de verme fijamente me siento sensibilizado no me queda más opción que acariciar hasta que se quede dormida.
Está a punto de dormirse, cuando su hermana se despierta y empieza a vomitar, ella se despierta la mira con compasión le sugiere a su padre que la sobe su espalda, con esa actitud se me viene a la mente que mi infancia, mi hermana y yo éramos tan unidos que cuando a ella se llevan a otro lugar me quedaba llorando incomodadamente.
Al no soportar su mirada tan tierna decido mirarla a los ojos, para mi sorpresa el otro ojo estaba dañada, que le sucedió le pregunto a su padre, él con las lágrimas en los ojos me responde que, su madre nos abandonó cuando ella se accidentó con una botella, ¡Qué! Me sorprendo ¿cómo así le pregunto? Una botella al caer al piso se le incrustó un pedazo en su ojo derecho por eso siempre la llevo a lima al hospital del niño me dice. Y qué hay de su hermana le pregunto, ellas se quieren mucho no quieren abandonarse, prácticamente viven solas en casa mientras trabajo me responde. Tenía 5 a 6 años cuando nos quedábamos solos con mi hermana al pie de la montaña mientras mis padres se iban a trabajar le respondo. Prácticamente ese mismo caso estaba sucediendo con estas dos niñas que la razón por la que viajaban juntas pese a todo lo que les sucedía era porque se querían mucho y no querían perderse como perdieron a su madre.
Llegamos a barranca me bajo a llamar por teléfono mientras tanto mis colegas sufriendo con los equipajes y el carro empieza salir, voy corriendo atrás menos mal logro detener el ayudante abre las maleteras lo acomoda los equipajes luego subimos al carro, todos felices y contentos nos sentamos y la niña sin pensar dos veces ya estaba a mi lado, el Dr Zúñiga se siento algo incómodo quédate con tu amiga diciendo se va, la siento en uno de los asientos, y empiezo a reclamar el video cuando volteo al mirada veo un rostro de melancolía, me llega al corazón y la recuesto entre mis brazos. Empieza a jugar con mi mano y siento un satisfacción única que en mi mente digo, qué maravilloso debe ser tener un bebé.
“tío tengo sed” me dice, para mi buena suerte el carro para y mis colegas bajan a comprar gaseosa, yo atrás de ellos, regreso con la gaseosa la encuentro algo engreída con su padre es tu padre invítale la mitad le digo, ella muy obediente la regala la mitad de las rosquillas que habían comprado, con ello descubrí que si le das afecto a una niña, no es necesario golpear para que te obedezca como siempre suelen hacer.
No la acostumbres mucho porque va a llorar cuando se baja me dice Edmat, ella no va a llorar no bebé le digo, es más, vamos hacer una promesa que no llorarás cuando nos separamos ya bebé le digo, ya me dice con una voz de melancolía. Despues de largo recorrido llegamos a lima y el tiempo de separarnos había llegado, su padre empieza a bajarse y ella atrás de él me mira a los ojos. Mi corazón se vuelve sensible. No puedo hacer nada, sólo digo en mi mente que así es la vida, que todo tiene su final, nada dura para siempre, pero lo importante es vivir en armonía con las personas que te rodean aunque sea por unos instantes que después posiblemente no vuelvas a ver nunca masssssssssssss.

 


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