Descubriendo nuestro lugar en el universo

Al mirar el cielo en una noche clara, las estrellas se nos aparecen esparcidas por todo el cielo nocturno como puntos luminosos muy pequeños. Están tan lejos que no podemos distinguir, ni su tamaño ni su forma. De la inmensa mayoría de estrellas, sólo podemos medir una propiedad característica, el color de su luz, con ello sabemos, que vivimos en un pequeño esfera celeste perdido en algún lugar entre la inmensidad y la eternidad dentro de un galaxia espiral, de entre miles y millones que existe en el universo, pero pese a esa complejidad “ningún cuerpo ni ser alguno, está solo, sino que, siempre con algo o alguien interactúa” y sin embargo creemos todavía que seremos los mejores solos y sin ayuda, sin darnos cuenta que somos unos perfectos ignorantes tratando de dominar todas las cosas sin ni siquiera ser dueño de nosotros mismos, sintiéndonos capaces de realizar todo sin saber que realizar, no nos realizamos satisfactoriamente en las obras que creamos ni en los principios o normas en los que creemos. Hemos perdido el pivote de orientación y marchamos como flotando sobre una gran ola que se precipita ineluctablemente, precipitamos entre uno y otro asidero, sin genuinas fuerzas atractivas, sin saberes nunca estables. Embriagado todavía por las drogas que a diario inhalamos buscando justificaciones razonables para no evitarla. Si siendo consientes no la evitamos, menos lo harán los inconscientes.
Son tiempos revueltos, tiempos de confusión del bien por el mal, que si no formas parte de ella entonces no vives realmente. Qué gran crisis estamos pasando, una época donde todo parece normal, drogadictos en la calle hurtando pertenencias ajenas, madres adolecentes abandonas, pelea en casa como pan del día, es el resultado de la pérdida de conciencia o de la conciencia sucia, que la ensuciamos a diario con las mentiras y engaños. Decimos que amamos y sin embargo engañamos, porque ni siquiera sabemos lo que es amar, me pregunto yo ¿cómo podemos amar a alguien si ni siquiera sabemos amarnos?, si ni siquiera sabemos cuidar nuestro cuerpo (porque inhalamos sustancias toxicas a diaria pensando que es tan normal como el chocolate), no sabes cuidar nuestra mente (por que a diario estamos engañándonos, pensando que mentimos a los demás, y sin embargo nos engañamos) y menos aun nuestro espíritu (porque estamos en conflicto con nosotros mismos, todo el tiempo renegando por cosas pequeñas que no tienen mucha importancia).
Amar es. Vivir con alguien y vivir por alguien. Entonces ¿Cómo podemos amar a nuestra familia, a la madre, al padre y a los amigos? ¿Cómo podemos pasar nuestro tiempo sobre la tierra? Cuando la posibilidad de heredar a nuestros seres queridos es un futuro no muy lejano lleno de angustia y dolor causado por el calentamiento y enrojecimiento global que estamos generando, al quemar combustible, usando cosméticos, y fumando cigarrillos. Por si no sabías el fumador pasivo es aquella persona que pese a no ser fumadora, aspira este humo. El humo que inhala el fumador pasivo es el de la corriente secundaria, que contiene hasta tres veces más nicotina y alquitrán que la corriente principal que aspira el fumador y unos cinco veces más de monóxido de carbono. Un fumador pasivo expuesto al humo de tabaco durante una hora, inhala una cantidad equivalente a 2-3 cigarrillos. Es por eso que un fumador pasivo tiene un 20 a 30% más riesgo de padecer enfermedad coronaria y cáncer de pulmón. Los hijos de padres Fumadores tienen un 20% más riesgo de padecer asma, infecciones respiratorias (30%), otitis (50%), catarros frecuentes, tos persistente, etc. En la mujer, el tabaco, reduce la fertilidad, tiene mayor riesgo de tener abortos prematuros y espontáneos, produce hemorragias durante el embarazo y complicaciones en el parto. Cuando una mujer fuma durante el embarazo, el feto es considerado fumador pasivo. Entre los efectos del tabaco destacan, el retraso del crecimiento intrauterino y el bajo peso al nacer en los recién nacidos. Finalmente el tabaquismo materno durante el embarazo, también es un factor de riesgo relacionado directamente con el síndrome de la muerte súbita del lactante.